La semana pasada recibí en mi oficina una llamada de una esposa y madre llamada Sandra que había escuchado sobre el daño de los anticonceptivos en nuestro segmento pro vida y pro familia Solo para Ellas, en Guadalupe Radio.
Sandra me compartió que cuando escuchó que el dispositivo intrauterino (DIU) que tenía no está acorde con las enseñanzas de la iglesia católica, fue con su médico para que se lo quitara y en vez de ayudarle, la regañó.
“¡Todavía traigo el DIU puesto y no sé qué hacer!” me compartió. Le dije que su médico le debía haber ayudado y le aseguré que existían médicos pro vida que si lo harían, entonces ella se puso muy contenta. “¡¿En verdad?!, me preguntó emocionada. Le di los números de teléfono de algunos médicos y le advertí que tal vez tendría que manejar un poquito más para llegar a ellos, pero que valdría la pena. “No importa. Iremos,” me aseguró. Me conmovió escucharla tan feliz y agradecida. Después me dijo, “Gracias por compartir esta información con nosotros, por favor, siga instruyéndonos.”
He sido la directora de Los Angeles Pregnancy Services, un centro de ayuda para mujeres embarazadas ubicado en el barrio con más clínicas de aborto en Los Angeles, por casi nueve años. Estoy convencida de que los centros de embarazo son lugares ideales para promover los métodos de planificación familiar natural. Diariamente conocemos a parejas casadas que están contemplando el aborto, pero que muy adentro de sus corazones quieren honrar a Dios con sus familias y sus decisiones. Sea en la sala de consejería, en nuestras presentaciones en las parroquias o en los medios de comunicación, tenemos muchas oportunidades para compartir el plan de Dios para la fertilidad – la verdadera solución para la crisis del aborto.
Tengo la bendición de ver la alegría en los rostros de las madres que escogen la vida cuando vuelven al centro a traernos sus bebés para que los conozcamos. En algún momento de su embarazo pensaron que este bebito sería una condena y una carga. Alguien les había dicho que no valía la pena tenerlo y que deberían abortar. A veces las personas que le dicen esto, son sus propios médicos. Pero ahora, gracias a Dios sus corazones están rebosantes de felicidad al tener a su hijo en sus brazos.
Y no existe solamente una presión para abortar en las mujeres de nuestra comunidad, sino también para usar anticonceptivos y esterilizarse. Colaboramos con instructores del método de planificación familiar natural (PNF) para ofrecer a nuestras parejas algo mejor para el bienestar de sus cuerpos y de sus almas.
El mismo rostro radiante y feliz que observo en las madres que optan por la vida después de haber contemplado el aborto, lo observo en las esposas que descubren la bendición del método de planificación familiar natural.
Estoy muy agradecida por la oportunidad de presentar un tema en las sesiones en español del congreso de California Natural Family Planning en Agosto. Compartiré ideas creativas para que colaboremos los centros de ayuda y los instructores de PNF en una forma que beneficie la misión de ambos.
Tengo plena confianza que salvaremos más vidas y almas, con la gracia de Dios, si mejoramos nuestra colaboración.